Monday, June 06, 2005

Poema del jardín de rosas

¿Qué acaso mi bien,
no es de tu dolor
que mi alma implora?
¿Que de estas espinas
llenas de mi carne,
tus lágrimas mi deseo goza?
¡Oh, que de tu sufrimiento
mi ser regocija!

Alma pura que mis manos envilecen,
muestra tu llanto
ante mis más ruines anhelos,
que de tus gritos
mis oídos se llenan.

¡Júbilo ante el que acecha
una muerte contenta,
de alegría, de belleza!

Dejad que mi amargura
sea la compañera de mi sapiencia,
que de la razón comparta
lo que mis emociones dejan.

Oh, ángel caído,
no derrotado,
permite ser tú el alimento,
que ruín y despiadado,
pleno ha de ser devorado.

Andad con pies livianos
que mis recuerdos, sanos,
serán amancillados.

¡Oh, ángel!
Presta atención a las plegarias,
para que, con repugnancia,
llegues a matar mi noble semblanza,
llegues a olvidarme así como yo no he podido.
Corta ésto de tajo te pido,
llena esta tumba de lodo, de cruz... de olvido.

2 Comments:

Blogger titab said...

Me hiciste recordar a los poetas del Modernismo

Sobretodo a Rubén Darío

No se si tu pienses que sea bueno o malo

3:58 AM  
Blogger Bubamara mexicanus meridiensis said...

Es uno de los poemas que ma me gusto...
No te conocia esa faceta...

12:25 PM  

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