Monday, April 04, 2005

Nada

Así, en el sentido más práctico de la palabra.

La única cosa que me aterra es estar maniatado, atado a lo que podría ser una última esperanza de cordura mental, sin poder observar que a mi alrededor se suceden las cosas que, por sí solas, son la causa de la esperanza de muchos.

Así, en el sentido más práctico del tener sentido.

A final de cuentas, no es que me preocupe un alto conocimiento de lo que hay a todos los lados, sino un alto conocimiento de mi ser en todos los lados. Difícil. ¿Complicado acaso? Es decir, ¿puedo yo saber, tener la entera conciencia de si estoy o no en mis alrededores, la total certeza? ¿Qué si, cuando al pensar de no estar ahí, estoy y sin darme cuenta?

Así, en el sentido más práctico de la existencia.

Sí, ¡qué pensamiento tan patético! Ególatra. Sin embargo, ¿es cierto que el egoísmo es justificado? Que tal si lo que creemos que es, no lo es. Fiasco, ¿no? La egolatría pierde sentido cuando creemos de más y no estamos donde pensamos, donde creemos que nos piensan. ¿Acaso no es más patético, hacer de ilusiones nuestro sentimiento puro de ser únicos?

Así, en el sentido más práctico de la unicidad.

Quebrado, irreparable, ¿qué más me puede prestar mi corazón para mi vida silenciosa? No es ya tener suficiente aquella impresión, quedarse con ella. Egolatría, hipocresía, insensatez, etc., ¿no son ya pecados propios de lo que nunca sabremos ser? ¿Para qué necesitamos éso, si ni siquiera estamos preparados para recibirlo, para saberlo tratar?

Así, en el sentido más práctico de la desfachatez.

Claro, podría estar loco. Pero, ¿acaso no es que el sentirnos bien, depende de qué tan bien nos hayamos reflejado en el otro, nos hayamos calcado en el otro?... Así, en el sentido más práctico.

Allá tú y tus demonios, yo me quedo aquí, conmigo en el abandono.

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